Descubrimos otro de los rincones sorprendentes que desde la Diputación de Zaragoza y en colaboración con la F.A.M., pretenden potenciar el turismo de la provincia. En los aguallueves de Anento y Arguilay, las cortinas de lluvia nos salpican mientras observamos las rocas tapizadas de musgo, helechos y plantas. Preciosos paisajes que nos llenan la cámara de fotos y la memoria de buenas sensaciones.
DISFRUTANDODELCAMINO
Dentro del Sistema Ibérico, en el amplio territorio comprendido entre el Jiloca y el Huerva, existen dos singulares parajes naturales al pie del escarpado reborde de Campo Romanos, donde las aguas se infiltran a través de las rocas calizas y salen a la luz, resbalando sobre las tobas formando bellísimas surgencias colonizadas por juncos, musgos y unos vivaces helechos, llamados culantrillos de pozo, característicos de estos lugares húmedos. El Aguallueve de Anento y Arguilay de Báguena son dos destinos llenos de encanto y atractivos para los muchos turistas que se acercan a visitarlos.

Aguallueve de Anento
Con distintas opciones para poder realizarla, más larga o más corta, la ruta comienza desde Anento, uno de los pueblos más pintorescos de Zaragoza y considerado uno de los más bonitos de España. Recorrido ideal para familias donde además de disfrutar de este bello espacio natural podrán hacerlo de otros de carácter histórico y cultural al haberse conservado, con el empeño de su Ayto. y de los vecinos, este singular entorno natural y dotarlo de infraestructuras para el excursionista.
Descripción del recorrido
Desde el amplio aparcamiento habilitado en la localidad de Anento, comenzamos, aunque también puede hacerse desde la plaza donde se encuentra la oficina de información turística y una escultura en forma de árbol de la que cae agua, similar al Aguallueve que se visitará más adelante.
Atravesando el bien cuidado caserío, se sube a la parte alta del pueblo desde donde ascenderemos hacia el castillo, por unas bonitas escaleras rodeadas de pitas y cactus. Después de visitar el castillo, con vistas panorámicas, se desciende hacia el Aguallueve, un lugar con curiosas formaciones y pequeñas cuevas, ideal para detenerse y disfrutar del entorno natural. La ruta continúa hacia el cordal cimero del barranco donde enseguida encontramos el torreón celtíbero. Continuamos por el cantil del roquedo hasta llegar al Arguilay, que encontraremos tras bajar de los cortados por una senda empinada y resbaladiza. Desde el Arguilay, se regresa a Anento por una pista que discurre por las ramblas de Arguilay y Anento y que en poco más de 4 km, nos lleva al inicio.
Mapa

Sobre el mapa el recorrido circular, en color rojo
Nuestra ruta
Anento
Punto de inicio: Anento, 923 m, localidad zaragozana perteneciente a la comarca de Daroca y situada en la solana, a los pies de su castillo medieval y al pie del escarpado reborde de Campo Romanos, es nuestro punto de partida. En su entrada, a la derecha, se encuentra habilitada una amplia zona de aparcamiento donde dejaremos el coche. El aparcamiento es regulado, pudiéndose recogerse la ficha en una máquina expendedora en la plaza del Pilón, junto a la oficina de turismo. Con una tasa simbólica de 2 €, se contribuye de forma positiva al mantenimiento del entorno.
En frente del aparcamiento, tras cruzar la carretera, nos adentramos en el cuidado casco urbano con el fin de ascender al castillo de Anento que ya lo vemos, arriba a la izquierda.

09:04 Calles empedradas que invitan a pasear por su bien cuidado caserío que aún conserva buena parte de su esencia medieval

09:05 Entrada al casco urbano desde el aparcamiento
Por una estrella calle equipada de escaleras (calle del Horno), llegamos a la parte superior del pueblo, mirador de Santa Bárbara, situado debajo del castillo, en una bonita plaza decorada a base de piedra y vegetación, con vistas a la rambla de Anento y al caserío, en el que sobresale la iglesia de San Blas (siglos XII-XIll) en cuyo interior se encuentra un fantástico retablo gótico, con 37 tablas pintadas, una obra única en Aragón, por su buen estado de conservación.

09:06 Escalera inclinadas hasta la calle Santa Bárbara

09:09 Un rincón con encanto

09:09 Torre de la iglesia de San Blas
Desde allí mismo, un precioso camino con escalones nos conduce al castillo. La escalinata trepa por una vistosa ladera arcillosa, entre pitas y cactus, desde donde las vistas se amplían hacia la población y su rambla.

09:11 Arcillas y margas rojizas que conforman caprichosas formas de erosión

09:11 Curiosas bodegas y casas en la parte alta de la población

09:12 Preciosa escalinata hacia el castillo

09:13 Anento, desde las escaleras
Castillo de Anento
Llegamos a lo alto del escarpe, donde se encuentran los restos del castillo de Anento, (0,6 km, 980 m), una monumental construcción de la que se conserva buena parte de su estructura, incluido el foso con el paso levadizo. Sus murallas inexplorables sirvieron de refugio durante los asedios de las tropas castellanas durante la guerra de los dos Pedros en 1357.

09:16 Llegando al castillo

09:16 Castillo de Anento desde foso

09:18 La gran fortaleza de Anento

09:19 Interior del castillo
Su ubicación estratégica ofrece magníficas vistas del municipio y su encajado valle. El castillo está rodeado de un pinar donde se han habilitado mesas, bancos y barbacoas que permiten hacer una breve parada.

09:20 Anento desde el castillo
Proseguimos la ruta por el camino que, entre el pinar y curiosas formaciones rocosas, desciende hasta retomar el camino que procede de la localidad y que se dirige directamente al Aguallueve.

09:26 Bajando hacia el camino del Aguallueve

09:27 Paredes erosionadas de arcillas y yesos

09:28 Al finalizar las escaleretas, enlazaremos con el sendero a Aguallueve
Tras pasar por una poza, enlazamos con dicho camino, que está perfectamente señalizado con indicadores de madera. Rodeados de abundante vegetación y pequeños huertos ribereños, llegamos a un merendero y a una bonita fuente. Tres minutos más tarde, pasamos por una zona de fósiles. Sobre la cornisa de los farallones, al otro lado de la rambla, percibimos los restos de la Torre Celtíbera que luego visitaremos.

09:33 Fuente y merendero

09:36 Zona de fósiles
Aguallueve de Anento
Llegamos a uno de los rincones más bellos y conocido de la comarca, el Aguallueve de Anento, lugar pleno de humedad donde nace la rambla de Anento. Un conjunto de manantiales o aguallueves, surgen desde los escarpes calizos formando una pequeña lámina de lluvia de la que toma su nombre, originando un espectacular espacio, colonizado por una frondosa vegetación, entre la que destacan los juncos, helechos y mentas.

09:43 Un entorno encantador de pequeñas balsas y cortinas de lluvia

09:44 Musgos, helechos y plantas herbáceas que tapizan la roca

09:45 Entorno del Aguallueve
Alrededor encontramos pequeñas cuevas, curiosas formaciones de toba y un pequeño estanque que actualmente se encuentra vacío por obras y que recoge las aguas de los manantiales.

09:46 Balsa que recoge el agua, ahora se esta limpiando

09:46 Entrada de la toba

09:45 Edificios tobáceos con pequeñas galerías y huecos accesibles
Tras disfrutar de este espectacular entorno natural, existe la opción de regresar a Anento por un cómodo y agradable recorrido circular de apenas dos kilómetros por la otra margen. Un sendero que sale por la derecha rodea la balsa y retorna hasta el punto de inicio, pudiendo volver también al pueblo. Así que nosotros, tomaremos el de la izquierda, superando los acantilados calcáreos, hasta alcanzar la plataforma cimera por unas empinadas escaleras, donde se emplazan los restos de la antigua torre celtíbera (2,2 km, 997 m).

09:59 Ascendiendo a la plataforma cimera


Torreón Celtíbero
Se trata de una construcción hecha con bloques megalíticos en lo alto del valle del aguallueve y desde donde se tienen magníficas vistas de Anento, de la extensa llanura de cereal de Campo Romanos y del paisaje característico de barrancos y ramblas de la comarca. Según un cartel, a pesar de que el origen de la población es medieval, la ocupación del territorio se remonta por lo menos hasta el siglo III antes de Cristo según atestiguan los restos del Torreón celtíbero.

10:03 Torreón Celtíbero y Anento, desde la plataforma cimera

10:06 Torreón Celtíbero

10:08 En frente, las ruinas del castillo, situado estratégicamente para controlar desde en lo alto del cerro en el medievo

10:08 Extensa llanura del Campo Romanos recortada en la cabecera del aguallueve de Anento

10:09 Torreón Celtíbero
Poco después, un visible y marcado camino desciende en zigzag, burlando los escarpes al valle y conduce entre barranqueras y más tarde, por una zona de huertos, hacia el pueblo. Obviamos el desvío, y continuamos en dirección al Arguilay, pasando por diferentes miradores naturales. Antes de llegar a la torre de comunicaciones que vemos a lo lejos, alcanzamos el primero de ellos, el mirador de la Gallarda, donde se obtienen magníficas vistas de Anento, de sus huertas y de su castillo.

10:11 Zona donde nace el sendero para bajar al valle. Al fondo, la torre de comunicaciones

10:23 Entorno de Anento y su cuidada vega que riegan los aguallueves
Continuamos en la misma dirección siguiendo la orilla del cortado, pasando seiscientos metros más adelante por el mirador de la Loma’I Mocico, (3,2 km, 980 m), con buenas vistas a la rambla de Anento. Desde este, rodeamos la cantera de las Zorras, y seguimos por el filo de los cortados hasta encontrar el mirador de la Paridera la Vuelta (4,3 km, 1004 m), situado sobre la intersección de las ramblas de Anento y de Arguilay y desde donde divisamos la localidad de Báguena.

10:54 Abajo, detrás de la loma se cruzan las ramblas del Arguilay y Anento
Pronto el camino se adentra durante algo más de un kilómetro en un pinar en el que pasaremos por el mirador de la Balsa la Rambla I`Arguilay (5,4 km, 992 m). Proseguimos por el cantil de los cortados (en algunos tramos, se debe tener precaución), hacia el final de la rambla de Arguilay, donde encontraremos el mirador de La Rinconada (6,8 km, 990 m) con impresionantes panorámicas del barranco. Aparece a nuestros pies el Arguilay de Báquena.





Al final de los cortados buscamos el camino que nos invite a descender. En una abertura encontramos una senda, marcada con un hito de piedras, que desciende entre pinos y en diagonal hacia la derecha y que al final, debido a la gran humedad del lugar, se vuelve muy resbaladiza, (7,4 km, 1008 m).

11:48 Curiosas formas erosivas en las paredes, sobre la rambla de Arguilay

11:50 Punto de bajada de los cortados al Arguilay
Arguilay de Báguena
Una vez abajo, visitamos el aguallueve del Arguilay, situado al fondo del barranco, donde las aguas se descuelgan de los propios paredones calizos, deslizándose desde las raíces de los árboles del borde del cantil, rocas, y otros elementos (7,7 km. 947 m). Aunque menos espectacular que el de Anento (para nosotros), es otro rincón precioso para pasar un buen rato. De estas surgencias, la localidad de Báguena, recoge el agua para almacenarla en la balsa cercana, para el riego. Cerca del Arguilay, existe una zona recreativa, equipada para merendar entre chopos y nogueras.

12:02 Arguilay de Báguena

12:04 Zona de esparcimiento y balsa
Siguiendo en leve descenso, por la amplia pista de la rambla de Arguilay, llegamos a la carretera CV-927 (10 km, 855m). Desde aquí, tomaremos la pista de tierra que, por terreno zaragozano y dejando atrás el cerro de los buitres, nos conduce por la rambla de Anento, durante algo más de dos kilómetros, hasta el punto de partida.

12:33 La primavera es lo que tiene, es bella

12:39 Pista que se inicia por la rambla de Anento

12:47 Rambla de Anento
Tras pasar a la altura del bonito “Peirón de la Virgen del Rosario”, de ladrillo, vamos acercándonos al casco urbano de la localidad entre campos de cereal y pequeños huertos. En frente, una preciosa vista de Anento coronado por su castillo.

13:02 Y entre huertas y campos cultivados, llegamos a Anento
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